domingo, 24 de mayo de 2009

"Delirios en Introducción a las Artes"

Suena mi celular despertándome de aquellos sueños que a uno le gustan pero no los recuerda. Era mi papá llamándome para no sé que, no sé cuánto tiempo hablamos ni de qué hablamos, yo solo recuerdo su pregunta ¿Qué haces? Y mi respuesta, duermo en 10 minutos me voy a bañar para ir a la U, tengo clase a las 8; y claro no podía faltar su respuesta: “Son las 8 huevon”. ¡Mierda me quede dormido! La llamada termino ahí y yo mire mi celular, 7:58 am. Me quede echado mirando la pantalla tratando de ponerme de acuerdo conmigo mismo, llegando a la conclusión de quedarme durmiendo y entrar a la otra clase.

Note que el día de hoy sería un día diferente, no sabía en qué sentido, pero sabía que no sería como los otros. Caminaba rumbo a la U escuchando Fito Páez, caminaba bajo el pendejo sol de Piura, una chica linda caminaba adelante mío que volteaba de vez en cuando para examinar a este espécimen que cada cierto tiempo soltaba un alarido involuntario propiciado por la canción que recorría en ese momento mi cabeza.

Sabia donde quedaba el aula, después de equivocarme un par de veces, el aula 25 en el edificio de ingeniería; caminaba relativamente rápido esquivando el trafico de las 9, por un momento pensé que caminar aquí no era muy diferente a conducir en la ciudad.

Estaba a pocos metros del aula, la profesora no llegaba todavía pues habían alumnos fuera, antes de entrar distingo una figura delante mío; una sensación térmica recorre mi cuerpo, obligándome a sudar frio, siento que me paralizo y no puedo caminar, sin embargo yo sigo caminando hacia ella; no, no era hacia ella sino hacia la puerta.

Una vez dentro trato de disfrazar mi nerviosismo buscando con los ojos a Lucky y Julia; ellas eran dos chicas con las que acostumbro sentarme en la U, ellas me guardan sitio, o yo les guardo sitio todo depende de quien llegue primero; al encontrarlas les pregunto donde se sentaron, Julia me dijo que en la segunda fila pero no me guardaron un lugar.

Algo resentido lo acepto y me retiro hacia casi la última fila, solo y pensando si quizá por casualidad logre sentarme al lado de ella, entre en una fila elegida casi al azar y la vi, nos cruzamos nos saludamos y ella se alejo. Eligiendo un asiento al azar tiro mi mochila y espero que empiece la clase, sentado sin decir nada, sin hablar con nadie, solo pensando.

“Me sirvió lo que me escribiste ayer” esta fue la frase que escuche, una chica a quien no reconocía y cuyo nombre aun no lo sé.

-¿Qué?
-La oración que escribiste ayer, estaba bien, gracias.
-¿la oración? Ahhhh, ¿estaba bien? Mira que chévere.

Luego ella se sentó a mi lado y yo me sumergí nuevamente en mi dimensión, escuchando música y pensando. ¡Mierda mis cigarros! Que feo huevon me olvide mis cigarros y traje el encendedor. Últimamente fumar es lo único que me relaja y me distrae del hecho que no conozco a nadie, que no conozco la ciudad, que estoy solo y que necesito estar con mis amigos.

La profesora llega y me hace voltear, miro a la izquierda y la veo de nuevo, no estaba a mi lado, más bien estaba a unos 4 asientos. La miro y pienso lo linda que es, me siento mal porque ella no se fijo ni se fijaría en mí; también me siento mal porque desde que le dije lo que empezaba a sentir por ella, simplemente se distanció de mí. Pero bueno, ponerse mal por una chica nunca tuvo sentido y no lo tendrá ahora, solo trato de sacarla de mi mente buscando en mi cell alguna canción que me guste.

La profesora empieza a hablar y yo a copiar, presto atención a toda la clase pese a estar escuchando música y meditando sobre mi vida en esta nueva ciudad. La vida está llena de retos, mucha gente arriesga mucho aventurándose solo a un nuevo ambiente, un nuevo lugar donde debe aprender a adaptarse, total el hombre se ha adaptado a todo durante millones de años, yo puedo intentar adaptarme.

La profe da los 10 minutos de descanso y yo en vez de salir como hace la mayoría, y como yo hacía normalmente, me quedo sentado escuchando música a través de mi audífono cuidadosamente camuflado. Veo como Julia se dirige hacia mí (o eso pienso) cuando se detiene a hablar con una chica; me relajo y me olvido de eso escuchando “Es solo una cuestión de actitud” de Fito, últimamente escuchar música es lo único que me ayuda a soportar vivir en una ciudad que no conozco, estudiar en una universidad donde mis amigos estudian otra carrera que nos mantiene en ambientes separados.

Julia se para delante de mí a hablar con la chica de hace un rato, no escuchaba nada por la música, simplemente las veía mover la boca. La chica se va y julia me pregunta ¿Qué te pasa Diego? Yo solo hice como si no la hubiera escuchado para evitar tocar el tema, yo simplemente no sabía que me pasaba.

La clase vuelve a empezar y la chica vuelve a sentarse en el mismo lugar, yo evité verla durante la clase, pero claro no pude evitar mirarla de reojo por momentos, pensando como seria si ella me llegara a hacer caso. Fantaseaba pensando en caminar por la U con ella de la mano, saludarla con un pico, acompañarla a su aula y cuando nos toque juntos, sentarme a su lado.

El chico a mi lado se queda dormido más de la mitad de la segunda hora, y yo por un momento olvide copiar por esas “fantasías”. La profesora termina el tema y habla de no sé qué cosa, yo simplemente perdí el interés en la clase.

Cuando por fin termina y todos se retiran, yo salgo tranquilo, pensativo y siempre con mis audífonos; Lucky y Julia están afuera, yo paso al lado de ellas me detengo y continuo mi marcha sin despedirme, no tenía ganas de estar ahí, solo quería irme, lo más rápido posible.
Saliendo encuentro a Alfredo, el único pata que me parece que entiende lo difícil que es vivir solo y sin tus patas, estaba hablando por cell; está viendo sus papeles porque se quiere ir de la U, dice que necesita estar unos meses en Tumbes.

Yo pienso lo mismo, necesito madurar un poco antes de vivir aquí, no me siento listo del todo, necesito a mis patas, a mi familia, mi grupo social, mi casa.

Juntos salimos de la U y en la esquina del grifo cada quien va por su lado, esperando vernos para el almuerzo, lo que me recuerda que tengo hambre y ya es hora de ir a comer.