domingo, 23 de noviembre de 2008

"Otro día más"


El día empieza y yo tengo una sonrisa en el rostro, estoy alegre pues ayer hable con ella y ella afirmo con mucho énfasis el cariño y sentimiento reciproco hacia mi; me levante como otro de esos días alegres que he descrito en el pasado, muestro mi típica mueca semejante a una sonrisa pero que logra dar a notar mis exuberantes dientes de muralla china. Estoy en el colegio y aun no empiezan las clases.

Hoy tenemos planeada una visita a la universidad con la que mi colegio tiene convenio, sinceramente no me importa mucho esa universidad pues me parece que no logra centrarse en la carrera y la formación del alumno, yo ya he elegido la universidad donde estudiar pero quería visitarla para poder compartir con mis compañeros. Iremos después de la clase de matemática.
Llega mi compañero de carpeta con un aparente mal humor; es algo extraña esta imagen, ambos sentados uno al lado del otro y mientras yo soy feliz en el momento y muestro mi sonrisa y entusiasmo, el parece querer compartir su mal humor con todos aislándose en su libro y pronunciando insultos; estaba tranquilo queriendo formar parte de la clase cuando uno de sus comentarios se pasa de ofensivo, quizás la cólera fue la que nublo mi visión y serenidad que normalmente demuestro a través de mi alegre personalidad, recojo mi brazo y lo llevo con toda la fuerza de la que disponía hacia su rostro, siento mi codo hundirse en su ceja hasta ser frenado por el hueso delator. La idea de haberle causado algún daño mayor (pues pensé que había dado contra su ojo) me hace mirarlo mientras se recogió del golpe, me tranquilizo verlo sujetar su ceja y no su ojo, voltee hacia mi cuaderno para poder escribir el ejercicio cuando siento el frio de su puño contra mi rostro, me decido algo confundido a alejarme de él para poder responderle pues yo le estaba dando la espalda, otro golpe me da en la parte posterior del cráneo antes de poder pararme, mi mano se cierra formando un puño y se dirige, sin necesidad de una orden, contra sus costillas; el logra parar el golpe y quiere forcejear conmigo, y yo empiezo a empujarlo contra la carpeta que se había alejado de su lugar habitual; escuche en el fondo las palabras de algún idiota (se llama A. Torres y me parece un rechazado social que no podía hacer otra cosa que llamar la atención haciendo escándalo), son esas palabras y no el ruido del forcejeo lo que llama la atención del subdirector que en ese momento escribía un ejercicio en la pizarra y lo hace acercarse algo temeroso hacia la escena que estábamos protagonizando; fue la autoridad que ejerce la que nos hizo separarnos y salir del aula.
Una vez fuera un alumno sale del aula en busca del tutor mientras nosotros éramos interrogados por el profesor, quien saco la conclusión de que yo soy demasiado impulsivo. Veo al tutor acercarse hacia nosotros a lo largo del pasillo, cuando el logra distinguir mi rostro yo distingo el cambio repentino en el suyo; cambio la cara de preocupación que tenía por una cara de satisfacción, al llegar pude constatar mi teoría: él se alegraba de verme en ese problema. No crean que esto es solo un delirio como resultado del resentimiento que tiene un alumno contra el profesor, yo al igual que los presentes pude escuchar “huy a este chico lo estaba buscando” y luego aquellas palabras dirigidas hacia mi “ya te fregaste”, no pude esconder mi sonrisa burlona hacia ese comentario, yo sabía que el tutor había estado buscando motivos para botarme pero nunca pensé que se excitaría tanto al verme en esta situación.

-Mira Lucho yo me volteo a escribir y estos dos se empiezan a agarrar a golpes.
-¿Qué hacemos?
-Tu decide, yo creo que suspensión.
-¿Cuánto?
-Un par de días estaría bien.
-Ya pues, yo me los llevo.

Caminábamos los tres rumbo hacia la dirección donde nos tocaría hablar con el encargado de las suspensiones, desafortunadamente él estaba en el patio conversando con el director del colegio; “huy ahí está el director” fueron las palabras del tutor acompañadas de un gesto de euforia.

Lo que siguió fue un dialogo entre en el cual el director no formo parte:

-¿Qué ha pasado? –con una sonrisa forzada en el rostro.
-Se han agarrado a golpes estos dos.
-Suspéndelos.
-pero ¿Cuánto? Yo creo que d-
-Una semana estará bien.

Ahí termino todo y los dos protagonistas de ese momento de diversión que el morbo le pedía a mis compañeros fueron enviados a la biblioteca del colegio donde fueron separados porque temían una nueva pelea.

La verdad mi compañero y yo nos amistamos tan pronto llegamos a la biblioteca, y quisimos darlo a notar con una invitación a comer seviche (no crean que está mal escrito, Brack explico que así se debe escribir, busquen en google) frente al tutor y al director de formación, quienes supongo se sintieron confundidos por aquella escena.

martes, 11 de noviembre de 2008

"Historia de un Chico"


El no era un chico dedicado al amor, podía portarse románticamente con sus enamoradas, agarres y afanes; sin embargo cuando estaba conmigo, con sus verdaderos amigos, aquellos en quienes de verdad confiaba, solo en ese momento podrías ver su juego, podías ver sus cartas y sus intenciones, conocer su verdadera identidad.

Había tenido un pasado amoroso algo variado, por así decirlo, tuvo muchas enamoradas, algunas de ellas muy simpáticas de las cuales se podría enamorar cualquier chico, a él no le tomaba más de 3 días convencerlas de que él era el chico indicado con el cual deberían estar, demostrarles que las quería como no había querido a nadie más.

Quisiera decir que siquiera una de esas chicas fue significativa para él, pero nadie lo fue; para él ellas eran solo un agarre, un juego y, en algunos casos, una estupidez. No tenía miedo de aventarse y decirle que le bajaría la luna y las estrellas a la chica que sea, podía decirle “¿quieres estar conmigo?” sin miedo a ser choteado, y así como fácil se le hacía estar con alguien, así de fácil se le hacía terminar con ellas; tan rápido llegaba una, tan rápido llegaba otra; no podía creerlo.

Lo veía pasar por esto una y otra vez dándome cuenta de lo poco que le importaban estas chicas, no sé si sentía lastima por ellas o por él; esperaba que algún día el pueda encontrar alguien que lo haga cambiar.

No sé si el habrá cambiado, él y yo nos hemos distanciado bastante y no he sabido mucho de su vida; estudiamos juntos pero ya no confía en mí como antes, aunque algunas veces escucho que hace comentarios con sus nuevos amigos, donde afirma que no quiere tener enamorada, agarres o afanes pues ya se canso de agarrar por agarrar, estar por estar o afanar por afanar; dice que ahora busca algo serio alguien que de verdad valga la pena. Yo me rio en silencio y espero que esta vez sí lo diga en serio.

Han pasado diez meses y el no ha tenido ninguna enamorada (según las malas lenguas), me parece increíble en él, estoy feliz de que haya cambiado.

Estábamos en clase de ingles y lo escucho hablar maravillosamente de una chica y lo escucho afirmar tener una relación seria con ella; parece enamorado, que bueno que encontró a alguien.

Me quedo idiota el día siguiente cuando durante la clase de computación lo veo lagrimear por esta chica, parece que van a terminar y el tiene miedo de eso, me quedo atónico. El próximo lunes lo escuche decir que ella solo lo quiso como vacilón, dijo que ella no sentía nada serio por él. Parece que el karma le dio su merecido por haberles hecho tanto daño a tantas chicas, no le deseo lo peor pero me alegra que por fin sepa lo que todas estas chicas (entre las cuales algunas afirmaron haber llorado sin consuelo) sintieron en ese momento.

Ha pasado casi dos semanas desde eso y me sorprende saber que no ha aprendido la lección, se que le gusta una nueva chica, la cual tiene un enamorado con el que están en la cuerda floja luchando por salvar esa relación; un gesto de madurez me sorprende en él, parece que él no quiere que terminen, hace lo posible por convencerla de arreglar las cosas.

Han pasado ya un par de meses y hoy en la clase de ingles hablando con la profesora sobre amores y esas cosas este antiguo miembro de mis amistades admite frente a todos todo lo que ha sido capaz de hacer por esta nueva chica, con la que lleva ya dos meses en afanes y me sorprende mas ver a mi amigo tan emperrado con una chica ¿tanto ha cambiado? ¿Sigue siendo el mismo? ¿Sigue siendo el mismo chico para el cual el amor era un miembro ajeno a su vida? No, claro que no; este nuevo chico es más sentimental, más profundo, mejor persona y, lo mejor de todo, parece estar enamorado por fin.

Me alegra ver este gran cambio en él, y espero (al igual que él) que esta chica sepa quererlo, pues por fin él la quiere como se debe.

viernes, 7 de noviembre de 2008

"Un whisky y Alejandra" (parte II)


Es increíble lo que acabo de escuchar ¿Alejandra siendo tan directa y aventada con un chico que apenas conoce? ¿Insinuándose a un chico como yo que no soy ningún adonis? Sus palabras me desconcertaron y tuve que realizar un rápido movimiento mental para no hacer un roche.

Mi respuesta fue muy meditada, pues espere varios segundos antes de decir algo; busque las mejores palabras para expresar lo que pensaba, recorrí mi mente buscando la palabra que pueda darle a entender a Alejandra mi opinión. Finalmente respondí acompañado de un tono bastante extraño: “Guau”. Esa fue mi respuesta y creo que fue la que expreso mejor lo que quería decirle.

Ella se acerco a mi rostro queriendo besarme, yo cerré los ojos esperando la llegada de sus labios a los míos, pero no sentí nada; ella no tenía planeado besarme simplemente se aproximo a mi oreja y dijo: “me tengo que ir, ¿me acompañas?”. No podía respirar pero entre jadeos dije “si claro” y nos levantamos; ella cogió mi mano y juntos nos alejamos de la reunión.

Caminamos por la calle buscando un taxi y fue hasta que la luz de un poste la ilumino que note su belleza, tenia ojos claros y el cabello rizado; su tez no era blanca pero tampoco trigueña, lograba la armonía perfecta entre ambas tonalidades; su nariz era pequeña y delgada, terminaba en punta pero sin formar el triangulo que simula a un cerdo; su boca era pequeña pero simpática; y su cuerpo, su cuerpo era la combinación perfecta de una dieta y ejercicio, que cuerpo que poseía. “¡Taxi!” la escucho gritar, me saca de mi realidad paralela y me trae al mundo real.

Íbamos camino a su casa cuando ella se lanza frenéticamente contra mis labios y empezamos a agarrar, el taxista disimula una risa y sigue manejando, ella y yo nos besamos apresuradamente como si fuera la única oportunidad que tengamos. El carro se detiene y yo le pago al taxista; ella baja del auto y me espera en la puerta de su casa.

-Bueno te veo mañana, suerte con la resaca –que imbécil que soy, como se me ocurre decir eso- ten cuidado.
-Siéntate un momento aun no quiero pasar.

Esta por demás decir todo lo que hicimos una vez sentados en el suelo, fue lo que paso después lo que me impacto:

Ella se levanta y me jala, yo me paro y sigo besándola, la empujo contra la puerta y la beso con mucha pasión, escucho que juega con sus llaves y algunos gemidos ahogados; me aleja de ella y abre la puerta, me dice “¿quieres subir?” no lo tuve que pensar dos veces. Una vez en su cuarto le pregunto ¿tus viejos duermen? Ella me responde “no están”.

Que palabras para más bellas, nunca me gustaron tanto estas dos palabras, no sabía qué hacer, no sabía que iba a pasar con nosotros. Ella se lanza sobre mí sujetándose de mi cuello y me besa; mis lentos y torpes reflejos me hacen perder el equilibrio y siento que vamos a caer, hago lo posible por no caer en el suelo y logramos caer en la cama; siento sus manos recorriendo mi cuerpo hasta llegar a mis glúteos, los cuales aprieta con fuerza causándome incomodidad y una erección.

Mi mano se desliza hábilmente por su vientre y sube hasta sentir su busto, ella suelta mi trasero y se quita el polo y luego el sostén; sus senos eran redondos y pequeños, pero parados y suaves. Sus pezones no eran ni rozados brillantes ni marrones, eran rozados oscuros, eran hermosos; sentí la estúpida necesidad de besarlos, y lo hice sin dudarlo mientras ella jadeaba y daba gemidos ahogados.

Eran suaves y calientes, yo solo quería seguir sobre ellos, pero un movimiento repentino la puso a ella sobre mí, ahora ella estaba al mando y era ella la que haría lo que quisiera conmigo…

P.D. Johnny no llego de negro esa noche, ni siquiera se presento.

"Un whisky y Alejandra" (parte I)


Era un día caluroso de verano y yo sentía aquel llamado que todo joven en cierto momento de su madurez siente, aquel llamado que uno no puede ignorar, aquel llamado a dormir hasta altas horas de la tarde.

Hoy tenía una reunión en la casa de un amigo, el principal invitado era Johnnie Walker y creo que iría de negro esta noche. No sé exactamente que celebrábamos, quizás era el cumpleaños de alguien; no lo sé, no me importaba yo quería reunirme y chupar, quería que mi sangre al ser destilada se pueda obtener suficiente alcohol para curar todas las heridas de los infantes en un jardín de niños.

Fue esto lo que me animo a levantarme a duras penas de mi cama, eran las seis de la tarde y tenía que comer algo antes de ir, de lo contrario el trago me cogería como un cazador a su presa; y por supuesto no podía ser el pollo que se pique primero.

Arrastro los pies hasta la cocina y busco en ella algo para satisfacer mi hambre, no encuentro nada excepto una bolsa de cereales Angel azucarados, regreso a mi cuarto y, después de encender el play y coger el mando, me echo en mi cama. Cuando termino mi bolsa de cereal veo que ya son las ocho, dejo el mando y entro en la ducha; al poco tiempo que entro, aun con el shampoo en la cara, mi celular suena y yo lo contesto apurado:

-Broer vas a venir ¿o no?
-Sí, me estoy bañando al toque voy.
-Ya chévere.
-¿Qué están tomando?
-Ahora nada, falta plata para el pozo.
-Ya de aquí voy.

Me baño rápidamente, me cambio y lavo los dientes; en 10 minutos estoy listo para salir. Las escaleras se vuelven una pista de carreras y obligo al taxista a acelerar violando una o dos señales de transito.

Al llegar a la casa veo lo aburrido que todo se había tornado, nadie decía nada y el ron pasaba rápidamente por las manos de todos. Habían por lo menos unos 7 chicos y unas 5 chicas, bueno que se va a hacer: ¡¡¡ a chupar se ha dicho!!!

Luego de saludar a todos me siento al lado de Alejandra, he conversado con ella un par de veces en el colegio, me parecía una buena chica: alegre, amable, reservada y tranquila. Entablo rápidamente una conversación con ella, las palabras fluyen con una inimaginable fluidez (aunque no sé si todo lo que decíamos tenía coherencia); hablábamos sobre todo: el colegio, los amigos, nuestros planes, el amor y el sexo.

No fue hasta que por fin llego el trago a nuestros cerebros que no hablamos de sexo, la jarra de ron llego a mí y mi mano temblaba por el peso; ella dijo “mano de pajero” y rio. Creo que fue esa frase la que empezó nuestra muy ardiente conversación. Entre opiniones y confesiones pasamos la siguiente media hora, hasta que ella se levanto para ir al baño.

Cuando ella se levanto un amigo mío, con pasos largos e inseguros, se sienta a mi lado y me susurra al oído:

-¿y que fue?
-¿Con qué?
-Ya sabes no te hagas.
-¿Con Alejandra?
- Si pes hueveras. Llevan toda la noche coqueteando y ya está borracha.
-Anda huevon, no pasa nada con ella.
-Ya, ya, ya.

Esas palabras me dejaron pensando, pensaba muy fuertemente en Alejandra y lo bien que me había caído; repasaba las conversaciones buscando señales o indirectas por parte de ella; pero no encontraba nada fuera de lo común.

Alejandra llego y él se paro, con un tono burlón dijo “siéntate”. Alejandra me pregunto por él, por lo que me había dicho, le explique lo que él me dijo pero esterilizando un poco sus palabras. Esperaba el rechazo de Alejandra, sin embargo sus palabras me emocionaron y sorprendieron: “tiene razón”.