miércoles, 24 de noviembre de 2010

Juguemos un Juego (Quinta Parte)

-Discúlpame un momento Sonia, debo hacer un llamada.
-No importa, yo te espero.

Santiago se levantó de la mesa y salió del bar. Habló por el celular unos diez o quizá doce minutos. Al volver al bar encontró el lugar de Sonia vacio, los tragos seguían sobre la mesa. Santiago se sentó y bebió de un sorbo su vaso de whisky con soda. Luego ordenó que le trajeran otro.

-No habrás pensado que te he dejado, que me he arrepentido -dijo Sonia tras de Santiago- ¿verdad?
-¿Cómo podría pensar algo así?
-Sólo he salido a tomar algo de aire.-Sonia puso sus manos en la espalda de Santiago, luego se acercó a sus labios y lo besó- Te extrañé.
-Me ausentaré más seguido.
-Santiago, ¿tú recuerdas nuestro primer beso?
-No, creo que no.
-Fue en aquella discoteca, creo que se llamaba "Neverland". Era del padre de tu ex novia ¿lo recuerdas? Cuando se enteró, de que te besé, te prohibió volver a verme, exigía que te alejaras de mí; ella me odiaba. Pero tú tan galante te negaste a hacerlo, le dijiste que no podía pedirte algo así. Ella amenazó con terminar todo, y tú terminaste con ella.
-Lo recuerdo, pero ¿cómo supiste todo eso? Yo nunca te lo conté.
-Una amiga suya me lo contó. Me alegré tanto al saber que me defendiste, y también me alegró que terminaras con ella. Era una cretina, siempre eliges malas chicas Santiago.
-Amén.
-¿Te acuerdas de aquella noche? Yo había salido con Sara, Nicole, Gabriela y otras amigas. Me convencieron en hacer previos en la casa de Gaby, tomamos tequila; era la primera vez que tomaba tequila. Nunca me ha gustado mucho tomar. Por ello me embriagué, era mi primera borrachera. Y tú llegaste a la discoteca, muy guapo, con tus amigos. Oh Santiaguito me alegré tanto al verte, sentía que estaba en el cielo y tú llegabas a visitarme para hacerlo todo más hermoso. Sólo pensé en correr hacia ti, besarte y abrazarte. Tú llegaste tan serio, frío e indiferente. Ni siquiera te fijaste en mí. Pero yo corrí y te besé, fue tan bonito ese beso; pude haber estado muy ebria, pero recuerdo ese beso. Luego te abrazé y te susurré al oido que sabía que tú todavía me amabas. ¿Recuerdas que cuando tenías dieciocho me dijiste que me amabas? Por eso dije eso. Tú me abrazaste muy fuerte y me susurraste al oido que debía dejar de tomar, que debía irme a mi casa. Yo me negué, por supuesto. Y tú, tan lindo, te quedaste a mi lado toda la noche. Bailábamos, conversábamos y cuando me quedé dormida me abrazaste y abrigaste. Luego me cargaste y me sacaste de la discoteca y me llevaste a mi casa. Mis padres se despertaron y te preguntaron qué es lo que había pasado. Tú mentiste por mí, dijiste que fuimos a bailar y dejamos los tragos en la mesa; que cuando regresamos yo tomé mi trago y me chocó. Que no te explicabas qué había pasado pues de repente me empecé a sentir mal. Yo me desperté en tus brazos y vi a mis padres conversando contigo. Te pedí que me lleves a mi cuarto y me acuestes en mi cama. Lo hiciste. Y cuando, mientras me arropabas, quise besarte me rechazaste tan sutilmente, con tanto cariño. Oh Santiaguito me enamoré de ti esa noche. A la mañana siguiente llegaste a verme, me trajiste un café y unas flores, luego te fuiste porque tenías que trabajar. Mis amigas me contaron que los chicos me seguían como buitres, esperando que te alejes de mí para llegar y aprovecharse de mi estado, pero tú no me dejaste en ningún momento. No te importó ganarte la enemistad de ellos. Y tú ni siquiera intentaste aprovecharte de mí, creo que yo quise aprovecharme de ti. Fue esa noche Santiaguito que, buscando una noche de diversión y descontrol, me enamoré de ti.
-Recuerdo la noche, y no dudo que te hayas enamorado, dos o tres meses después estuvimos y fuimos muy felices. Hasta después de la muerte de Ricardo, no comprendo por qué me dejaste después de su muerte.
-Eso ya no importa Santiago, ya olvidémoslo. Sólo recordemos las cosas buenas. ¿A quién llamaste hace un rato?
-Llamé a reservar un cuarto en el Garza Hotel, llamé a un amigo de LAN y a otro amigo para que vaya en la mañana a recoger tu pasaporte. Viajaremos en la tarde a Lima y mañana iremos a España.
-¿Y mi ropa?, ¿y mis cosas?
-Compraremos ropa y cosas nuevas.
-Está bien, ¿podemos ir al hotel ahora?
- Tomaré un trago más y nos iremos.

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