miércoles, 12 de agosto de 2009
"Una Sonrisa Inolvidable"
Es un miércoles por la noche y estoy en las escaleras de mi cuarto, sentado, escribiendo y mirando el cielo, esperando ver aquella pronosticada lluvia de meteoritos.
Al lado mío se encuentra mi siempre fiel amigo “el puchin” y mi nuevo compañero de aventuras literarias: Jack Daniel’s
En esta ocasión quiero contarles una historia, es la historia de un chico que, por azares del destino, conoció la sonrisa más bella del mundo.
Estaba él con sus amigos caminando por la calle, solo se encargaba de seguirlos, no por perro faldero ni porque se dejaba llevar sino mas bien porque gustaba de su compañía, e invertía su tiempo en ellos.
Caminaba por la calle hasta llegar a un centro de fotocopiado estrecho, con paredes amarillas y una mujer muy pequeña, con las manos sucias, una máscara en la boca y un fuerte olor a tinta que, tras varios años en el negocio, se había impregnado en su piel.
El chico se quedó afuera con Rafael, un amigo que sabía ganarse rápidamente la confianza de las personas, para evitar sofocarse y esperar a Lucia y a Helaine.
Rafael se pone sus audífonos y se desconecta automáticamente de la realidad. El chico volteó la mirada y a lo lejos logra disipar a una chica acercarse hacia él. El pelo lacio, corto y oscuro; la tez blanca y una mirada tímida pero retadora, cautivante y enigmática; delgada y muy sexy caminaba con paso firme y elegante; pero sin duda lo más sobresaliente que ella poseía era un par de zapatillas rojas brillantes.
Alguien toca su hombro jalándolo abruptamente hacia la realidad, trayéndolo de vuelta, era Rafael que con un gesto busca guiar su mirada hacia esta chica y él chico piensa “Rafael no sabe que la vi desde mis sueños”.
La chica de las zapatillas rojas entra al estrecho centro de clonación, pasó mirando fijamente los ojos de nuestro protagonista, quien la mira recorriendo su cuerpo, penetrando dentro de ella intentando conocerla. Siente que la conoce mejor que nadie, con solo mirarla cree haber pasado su infancia a su lado, siente haber dado el examen a su lado, siente que siempre estuvo a su lado.
Sin embargo pese a conocerla mejor que nadie, no la conoce; pero esto no le impide dirigirse hacia ella como si se dirigiese a una amiga de toda la vida, y es a pocos centímetros que se percata de lla realidad, no la conoce, o bueno ella no sabe que la conoce.
Rafael, Lucia y Helaine lo miraban como se mira a un loco, creían firmemente que él estaba a punto de hacer una locura, era una caja de pandora a punto de ser abierta. Nuestro protagonista se sentó frente a nuestra protagonista y la miro, vio en su mirada incomodidad y no fue luego de varios minutos que notó que era él. Llevaba minutos sin dejar de mirarla.
Las palabras que salen de su boca eran sin dudas contrarias a las que su cerebro ordenaba, logrando incomodarla aun más e incluso espantarla. Rafael, Lucia, Helaine y todos los presentes ríen por el suceso, incluso la pequeña señora con olor a tinta.
La chica de las zapatillas rojas se sonroja y oculta la cara, pero no logra ocultar aquella sonrisa que, como dibujada por un ángel, se forma en su rostro. Terminan las risas y todo alrededor para él, los rostros demuestran euforia pero el mundo estaba en mute y la vida en pause, solo para poder disfrutar ese momento delante de ella.
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1 comentario:
Muy buen post, Diego y no sabes como me muero por ver esa dichosa y misteriosa sonrisa, que dejo perplejos en la fotocopiadora, espero que me la enseñes pronto, sino mierda te cagas...!
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