sábado, 8 de agosto de 2009

"Quince Minutos y Adiós" parte I


Me encontraba sentado al lado de Carla, habíamos pasado toda la tarde juntos, salimos a caminar, comprar, comer y hablar. Estábamos agotados, por eso solo nos resignamos a escondernos detrás de la pantalla de su laptop, Carla estaba muy concentrada y no pudo notar que su hermano me llamaba y yo fui a verlo a su cuarto; estaba entusiasmado y me decía para jugar en el play, yo acepte y me senté a su lado. Iba por mi cuarta derrota consecutiva cuando de pronto mi celular sonó; había sonado todo el día, no sé que le pasaba a todos que habían decidido acordarse de mí el mismo día, parecía “El día de acordarse de Diego y llamarlo”, rápidamente puse pause y mire quien era.

Quede frio luego de sacar el celular y ver su foto en la pantalla, luego de leer su nombre y leer el apellido en caso me este equivocando. Fue solo una timbrada e inmediatamente le grite a Carla pues pensé que ella le había dicho que me llame; Carla se mostro confusa y comprendí que ella no tenía nada que ver con este extraño suceso.

Rodrigo me gritaba y golpeaba pidiéndome que vuelva a la tierra y siga jugando, mi mente estaba por otro lado mientras jugaba. En la decima derrota mi celular vuelve a sonar, es un mensaje de ella, con miedo puse la clave para leerlo y con dulzura caí en la cama, luego un frio se apoderó de mi cuerpo y me acerque a Carla cerrando el juego de Rodrigo.

Pocos minutos después una llamada de ella nos interrumpe, Carla contesta y me pasa el celular:

-¿Aló?
- Hola ¿Cómo estas ingrato?
-Bien, mañana viajo a Piura, te llamo del rpm de Carla así no gastas saldo.

Y la llamé, y hablamos un buen rato, decíamos muchas cosas pero algo que ella dijo no se irá nunca de mi mente: Cuando dijiste que te ibas mañana solo quería verte, bueno aun quiero verte.

Inmediatamente me dirigí a su casa saltando por las calles, bailando y cantando. Muy alegremente llegue a su casa y no sabía cuál era el timbre, afortunadamente ella salió a abrir. Al verla mi cuerpo tembló y no de frio, sonara extraño pero temblaba de miedo.

Yo no quería que pase nada con ella, le tenía fobia a sus labios, le tenía fobia a sus palabras.

Ella se sentó en el mueble más grande, y aunque la tentación de sentarme a su lado era muy fuerte yo procedí a sentarme en otro mueble. No sé si afortunada o desafortunadamente su mascota (una perra no sé qué raza pero tenía un nombre feo) se echo al lado mío sobre el mueble, y ella se levantó a botarla.

Luego de una típica pelea entre hermanas ella regreso cerrando la puerta atrás suyo, y se sentó a mi lado.

Hablamos un minuto aunque no yo no sabía ni lo que decía, yo no sabía nada más que decir su nombre. Con un rápido movimiento (de esos movimientos más antiguos que cualquier arte marcial y que solo las mujeres conocen) apoyó su peso sobre mi pecho y su cabeza se acomodo perfectamente sobre mi hombro y bajo mi barbilla.

Podía sentir su perfume, uhmmm ese dichoso aroma que viaja a través del aire, dichoso el aire que roza su piel.

Hablamos un momento y las ganas de sentir mis labios con los suyos aumentaban, pero el miedo a hacerlo crecía mucho más rápido que mi voluntad. Sus palabras fueron claras, fueron directas y fueron románticas: “¿puedes darme un beso?”.

2 comentarios:

Luis dijo...

muy buenas descripciones, me gusto.. a veces lo que viene de lo inesperado es mejor.

Unknown dijo...

tiernazaa la chica.. mmm pero muy valiente al pedirte un besoo eh.. muchas vces pretendemos ser orgullosas por mas que tengamos las ganas no decimos naa y esperamos a que ustedes den la iniciativa!!.. me encntaaa esta super pajaa.. el saltar por las calles.. tipico de un joven enamoradoo! jeje =)