-No seas resentido Santiaguito. Si no encontraste tu corazón es porque nunca lo boté, lo tengo guardado.
-No seas sarcástica. Nunca me ha gustado que me me trates como si todo esto fuese únicamente un juego. Dime ¿Me extrañaste?
-¿Lo hiciste tú?
-Respóndeme primero- Santiago sabía que Sonia no admitiría haberlo extrañado si él le confesaba primero que no lo había hecho. Era demasiado orgullosa para permitírselo, debía llevar siempre la delantera, ella debía siempre tenerlo todo bajo control.
-Dímelo tú.
-No lo hice.
-Yo también te extrañé.
-Te digo que no lo hice. Ni siquiera recordaba que existías.
-Si no me hubieras extrañado no me estarías preguntando, ahora mismo, si yo te extrañé. ¿Sabes por qué te amo Santiago?
-No, ¿por qué?
-Porque yo crecí contigo, maduré a tu lado y tú al mío. Porque quien eres hoy día es gracias a mi influencia, y no te molestes en negarlo, lo sabes muy bien. Además yo soy quien soy, también, gracias a ti. Me ayudaste a crecer, a madurar, a ser una mejor persona. Y sé que yo hice lo mismo contigo. Porque nadie, lo juro, nadie me conoce mejor que tú. Y no conozco a nadie mejor que a ti. Aunque sea sólo en noches como esta que soy la Sonia que conoces, y tú sigues siendo el Santiaguito que conozco. Yo sé que parecemos hermanos, pero es eso lo que me encanta. Que nos conocemos y nos queremos como hermanos pero no somos hermanos, podemos amarnos, podemos besarnos, podemos representar nuestro amor en la noche entre las sábanas de un hotel.
-¿Y por qué amas a tu marido?
-Porque cada vez que estoy con él me acuerdo de ti. Él es todo lo que tú no eres.
-¿Es un alago verdad? Porque él es un imbécil.
-Lo sé, es un imbécil. Pero él contrasta tanto contigo que cuando lo veo, cuando estoy con él o cuando pienso en él sólo me acuerdo de ti. Pero Santiaguito lo que no sé es por qué te sigues acostando con tantas putas. Si tan sólo lo pidieras yo me quedaría a tu lado después del alba. ¿Por qué no me lo pides?, ¿por qué nunca lo pediste?
-¿Lo harías? Nunca creí que lo harías.
-¿Por qué no habría de hacerlo? Te amo. Sólo tenías que pedirlo, pero nunca lo hacías. Pero yo igual te daba otra oportunidad cada vez que te volvía a llamar. Verdad que soy una mujercita excelente.
-Lo eres, eres una mujercita excelente.
-Aún me amas Santiaguito, no sé por qué insistes en jugar a que no lo haces.
-Yo no sé por qué te gusta jugar a que lo haces. Estoy realmente cansado de estos juegos, de estos encuentros, de cuartos fríos en una comisaría. Si vamos a hablar nos iremos de aquí. Voy a pagar tu fianza y nos vamos a tomar un trago.
-Si es lo que quieres.
-Lo es.
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